Disciplina Positiva y Disciplina Montessori

Primero me gustaría aclarar el significado de la palabra disciplina que dista mucho de lo que generalmente se piensa sobre control y autoridad.

Disciplina deriva del latín discipulus que significa discípulo. Discípulo a su vez está formado por disco que es aprender y pulus que es impulsar. Y así discípulo deriva posteriormente en disciplina. La cuestión es que hablamos de impulsar conocimiento. No te meter conocimiento ni obligar a conocer.

María Montessori y Alfred Adler (de donde viene el origen de la Disciplina positiva). Vivieron paralelamente. Ambos nacieron en 1870.  Por tanto es fundamental que tengamos claro el contexto histórico en el que vivieron. Un momento donde comienza la era de la industrialización. Se inventó el fonógrafo, se construyó la Torre Eiffel, se construyó el primer automóvil de gasolina con cuatro ruedas, se construyó el Zeppelin…etc. Donde hay un cambio de siglo y donde se encuentran con dos guerras mundiales.  Hecho que cobra un gran significado en sus vidas, en su búsqueda incasable por contribuir a la paz,  por dar solución a los problemas de la humanidad, de una manera respetuosa, empática y desde la conexión con las personas no desde el control de las personas.

Cada uno basó sus estudios inspirándose en diferentes pensadores. Pero ambos perseguían una misma meta. Ofrecer al mundo, a la humanidad, las herramientas para poder entenderse unos a otros de manera pacífica.

Mientras Montessori habla de ofrecer herramientas para que los niños puedan gestionar los problemas que se les presente en el futuro, como adultos, la Disciplina Positiva dota de herramientas a los adultos para que sepan resolver los conflictos en conexión con los niños y no de manera autoritaria y de control.

Ambos apuestan por una disciplina amable pero firme, es decir, una libertad con límites sociales. Capaz de comprender no sólo lo que yo quiero, siento y pienso sino lo que los demás quieren, sienten y piensan.

La disciplina positiva como tal surge en los años 80 con Jane Nelsen. Ella fue quien recogió y sistematizó la información convirtiéndola en experiencia y observando que realmente daba muy buenos resultados. Digamos que la disciplina positiva es la filosofía de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs desarrollada posteriormente por Jane Nelsen y Lynn Lott.

Tanto la filosofía Montessori como la disciplina positiva tienen cosas en común. Por no decir que ambas se complementan a la perfección. Que no quiero decir que sean lo mismo ¡ojo! lo que quiero hacer llegar es que ambas por separado son herramientas poderosas así que imaginaos juntas lo que pueden llegar hacer…magía.


Para mí ambas son necesarias para entender al niño y sus necesidades. Y aun estando separadas son capaces de hacernos reflexionar, vibrar y sentir por una nueva forma de contemplar la naturaleza de las personas de manera respetuosa. Pero no solo eso sino que también nos hacen entender todo ser humano que habita este mundo merece RESPETO, CONEXIÓN y PAZ.

Podría resumir ambas con estas palabras y frases:

-Motivación.
-Conexión (con el niño, con las personas).
-Resultados a largo plazo.
-Respeto.
-Resolución de conflictos desde la empatia, el respeto y la paz.
-Adquisición de responsabilidades.
-Potencialización de las capacidades (de los niños, las personas).
-Autonomía.
-Conciencia social.
-Conciencia personal.
-Habilidades personales y sociales.
-Aprendizaje a través de los errores.

Personalmente creo que Montessori habla de manera general de todo lo que proyecta la disciplina positiva de manera muchísimo más profunda.

De esta manera ambas, en conjunto, son capaces de brindarnos un «manual» perfecto para que el adulto entienda la naturaleza del niño, aprenda a conectar con él, sin ejercer un control, y que el niño sienta que pertenece, que es parte activa de esa familia, de ese ambiente, de esa comunidad.

No se puede aplicar la filosofía Montessori si el adulto no ha hecho un viaje interior a su conocimiento, a su pertenencia, a sí mismo. Un trabajo que consiste en quererse, en saber cuales son sus defectos, sus errores, sus capacidades, sus habilidades. Y del mismo modo saber proyectar a los niños mediante el ejemplo. Pues aunque los niños sean la esperanza de la humanidad, los adultos son los que guían ese proceso. Es muy importante entenderlo así.

Y una vez explicado el por qué consideramos que ambas disciplinas, métodos, formas de vivir, son fundamentales. Y unidas una fuente poderosa. En siguientes post seguiré profundizando en cada una de ellas para mostraros herramientas con las que poder actuar, entender, conectar con vuestros hijos, con los niños. Eso si os ruego no penséis que tanto una como otra son una receta mágica o una pastilla para el remedio de un problema. Quiero que vayáis más allá y comprendáis que se trata de un conjunto de herramientas que ayudan al buen desarrollo social y vital de los niños y adultos.

Así pues entiendo que una Guía Montessori debe trabajarse interiormente, más allá de un título. Apuesto por la disciplina positiva. Del mismo modo los padres de familias Montessori, y no Montessori, considero que deberían asistir algún taller de disciplina positiva donde su facilitadora esté certificada como educadora de padres en disciplina positiva. Así que si cerca de vuestro pueblo, ciudad, tenéis la oportunidad como padres, incluso guía Montessori, de asistir a alguna charla o taller de disciplina positiva no desaprovechéis la oportunidad os aseguro que será una experiencia maravillosa.

Si queréis seguir conociendo más, os invito a uniros a nuestro facebook o twitter. Os adelanto que habrán sorpresas… 🙂

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