Para empezar quisiera decir que las personas no somos maquinas. Partiendo de ahí es normal que nos equivoquemos. Es natural que tengamos errores, lo que sería antinatural sería no tenerlos.
Los padres, me incluyo, siempre queremos ofrecer a nuestros hijos lo mejor. Y en ello va también ofrecerles nuestro mejor «YO». Pero muchas veces, por cualquier circunstancia, nos vemos abrumados, agobiados, cansados y no actuamos de la mejor manera, o de la manera que quisiéramos. Otras veces simplemente queremos hacerlo tan bien que no sabemos como hacerlo y dudamos (¿estará bien? ¿estará mal?¿debería hacerlo así?).
Hoy quiero hablaros de algo que aprendí en Disciplina Positiva. Una de las muchas herramientas de la Disciplina positiva para las familias, y para cualquier persona o circunstancia. Se trata de las tres «R» para recuperarse de los errores.
1.Reconocer
2.Reconciliar
3.Resolver
Debemos evitar culparnos de nuestros errores y los de nuestros hijos. Debemos empezar a reconocer que los errores son oportunidades de aprendizaje. No podemos ver el error como algo malo, pues en ello va también nuestro estado de animo. Cuando lo vemos como algo malo nos sentimos desanimados, fastidiados, enfadados, etc. Pero si los vemos como algo positivo aprendemos con ellos, crecemos.
Perdonemos nuestros errores. Reconozcamos (primera «R») que hemos cometido un error y disculpémonos Reconciliar (segunda «R») «lo siento». Nuestros hijos siempre estarán dispuestos a perdonar, además con ello estamos dando ejemplo a nuestros hijos. Que sepan que somos humanos, que podemos equivocarnos, que no estamos controlándolos sino intentando conectar con ellos.
Muchas veces los padres y también nuestros hijos, incluso en cualquier ambiente, aún sabiendo cual sería nuestra mejor forma de actuar no siempre actuamos de esa forma. Como he mencionado antes, no somos maquinas, estamos hechos de sentimientos, sentimientos que muchas veces nos atrapan, perdiendo nuestro sentido común.
En Disciplina positiva se muestra a los padres que realmente la importancia no está en cuantos errores cometamos como padres sino en aprender que he cometido un error y como puedo crecer para resolverlo. Para lograr que las cosas sean mejor de lo eran antes.
La Recuperación (tercera «R») es cuando nos hacemos responsables de nuestro error lo afrontamos con respeto y amor y colaboramos juntos para resolverlo y dar una solución a ese problema.
No debemos olvidar que los padres somos el modelo de nuestros hijos, ellos son nuestro reflejo, debemos cuidarnos, debemos cuidarles, debemos conectar con ellos.
Lo importante no es ser los padres más perfectos del mundo, NO. Lo importante es disfrutar de cada momento que pasamos con nuestros hijos, aunque nos equivoquemos. Todos nos equivocamos, no estamos solos, somos todos los padres, todos los hijos, todas las personas. Nadie es perfecto. Pero si es tarea nuestra saber como afrontar nuestros errores. Hacerlo de una manera adecuada, respetuosa, pacífica para que nuestros hijos realmente vean y sepan de primera mano, por el ejemplo de sus padres, como se tiene que actuar en estas situaciones. Resolver problemas de forma empática y pacífica es parte de la educación, es parte de la vida, pero no una parte cualquiera, sino una de las partes más importante para vivir en sociedad. Se trata de lo que María Montessori llamaba «Educación para la vida» «Educar para la Paz».
Si tenéis la oportunidad de asistir a un taller de Disciplina Positiva donde su facilitadora sea una educadora de padres certificada en Disciplina Positiva os animo a que participéis, a que vayáis a descubrir esta herramienta tan poderosa y respetuosa con nosotros los padres y con los niños.