Cuidados Montessori en bebés

Para tener claros los cuidados que ha de proporcionar un adulto a un bebé en sus primeros años de vida, hemos de ser conscientes de las necesidades del pequeño en ese preciso momento.
Por ejemplo la necesidad del llanto, la necesidad del libre movimiento o la necesidad del adulto observador. A continuación explico por qué.

LLANTO 
El llanto en los bebés tenemos que entenderlo como una forma de comunicación, es un acto de supervivencia. El bebé llora porque necesita algo: comer, que lo cambien, amor, descanso, etc. 
Me gustaría nombrar en este aspecto la inteligencia emocional…pues ésta tenemos que aprenderla. Entre otras cosas la inteligencia emocional proporciona al ser humano, en este caso el adulto, el sentir incluso “compasión” para ayudar al otro. Si entendemos esto, podremos entonces, comprender la importancia de que un adulto ya es capaz de empatizar, supuestamente ya sabe ponerse en el lugar del otro y por tanto…debería ser capaz de sentir “compasión” por el llanto de un bebé. Un bebé llora porque necesita ayuda, no puede valerse por sí mismo, motrizmente no puede casi moverse, acaba de llegar al mundo, todo es nuevo, tiene que ir conquistando poco a poco su independencia, pero con la ayuda y el acompañamiento de un adulto. 
«No abandonaríamos en su soledad a un amigo que estuviera profundamente angustiado si pudiéramos ayudarle; ¿Por qué, pues, hacerlo con niños que no saben ni siquiera hablar? Hacer estas comparaciones nos puede orientar sobre cómo tratar a los niños que cuidamos» Elionor Goldschmied y Sonia Jackson
«Yo no dejaría jamás llorar a mi hijo. Ni a mi esposa, ni a mi madre ni a mis amigos. Cuando una persona a la que quiero llora, voy a ver que le pasa e intento consolarla» Carlos González
LA LIBERTAD DE MOVIMIENTO
El bebé cuando nace no puede moverse a penas, necesita de la ayuda de su madre y su padre para poder moverse, si está incómodo por alguna circunstancia lo comunica con su llanto. Pero está limitado en cuanto a movimiento. .
Para el movimiento libre se necesita un ambiente preparado, fuera de peligros donde el bebé pueda interactuar con el mismo libremente sin estar condicionado ni bloqueado. De esta manera llevará un desarrollo saludable y natural y podrá ir conquistando su independencia, algo que le pertenece a él mismo y que será sin duda un logro personal que le hará seguir hacía delante.
Al principio cuando el bebé tiene poquitos meses permanece durante el día en un colchón a ras de suelo en el salón, boca arriba, donde al principio tiene unos móviles colgados para centrar su atención (este ambiente irá cambiando conforme sus necesidades cambien y vaya, por tanto, creciendo) el que nosotros tenemos es el móvil Gobbi de Witty Wood. El móvil Gobbi se utiliza para preparar el ambiente en bebés de 2 a 4 meses, ya que a partir de estos meses el bebé distingue cada vez mejor los colores y los matices de los colores. Esto significa que en el bebé ya hay una nueva necesidad, la percepción de los colores y las pequeñas variaciones de los colores. Igualmente también cubre la necesidad de los pequeños en cuanto a el campo visual ya que en el móvil Gobbi podemos ver que las bolas están a diferentes alturas. No solo el bebé puede cautivarse por los movimientos del móvil Gobbi sino que también, ese ligero vaivén le proporciona relajación y tranquilidad.
Poco a poco conforme van pasando los meses el bebé va conquistando un grado más de independencia, empieza a mover sus manitas y sus pies, descubre sus dedos de los pies y sus dedos de las manos, y pronto empieza a intentar coger cosas con su mano. Es por esta razón que estos móviles van cambiando conforme cambian sus necesidades, por ejemplo, cuando ya puede mover sus manos y empieza a intentar coger cosas tiene un móvil con agarradera y cascabel para que pueda ser consciente de que es él quien mueve ese objeto y centrar entonces su atención esa conquista. Estos móviles pueden proponerse en el ambiente a partir de los 3 meses, cuando el bebé puede coger objetos o está intentándolo. Siempre se empezará por el móvil más fácil de utilizar, el de agarradera, cuando el bebé ya ha logrado cogerlo podemos pasar al móvil de cascabel que requiere por parte del bebé más concentración y destreza.

Sobre estos dos materiales, me gustaría comentar algo que cuando los recibimos me llamó mucho la atención y me alegró. Y fue que venían con su «manual» de instrucciones. Unas tarjetitas con la foto del material correspondiente y un texto explicativo para saber cómo utilizarlos. Sinceramente me pareció muy interesante esta propuesta, y la verdad es que me ha gustado mucho que una tienda dedicada a realizar Materiales Montessori artesanales, dedique también tiempo a esta parte tan importante…el cómo se utiliza el material, es decir, el «manual de instrucciones». ¿No creéis? Así que desde aquí quiero agradecer esta iniciativa a Witty wood por acercar Montessori a los hogares de una manera artesanal y original. He de decir que la tienda es de México, pero que, por suerte, hace envíos internacionales.


Después adquiere otro grado más de independencia, hasta que por fín empieza a entender su cuerpo y sus piernas y brazos son lo suficientemente fuertes como para desplazarse sin ayuda, reptando, gateando, etc. Poco a poco su descubrimiento lo lleva a ir adquiriendo más independencia y empieza a levantarse, a sentarse, incluso andar. Pero para que este proceso se lleve de una forma sana tenemos que entender que debe haber una libertad de movimiento. Esto quiere decir que el pequeño tiene que estar en contacto con el suelo, si bloqueamos su cuerpo con hamacas, parques, columpios de puerta, tacatás, tronas, carritos, etc. Lo único que hacemos es retrasar su conquista, y en algunos casos forzar su cuerpo como es el caso de los tacatás y los columpios de puerta, pues sus caderas no están preparadas en muchos casos para soportar todo su peso. Es el mismo bebé el que cuando se siente preparado inicia la bipedestación, puesto que sus huesos y su musculatura están ya preparadas

LA IMPORTANCIA DEL ADULTO. ADULTOS OBSERVADORES



El adulto actualmente no observa, actúa e interrumpe. Hablo más concretamente de nuestra cultura dónde venimos arrastrando esta “herencia de competencia e incomprensión social», sobre todo en la infancia. No tenemos tiempo para observar objetivamente, todo lo juzgamos, todo lo etiquetamos, valoramos, sin pararnos a pensar realmente en la belleza que trae consigo observar a nuestros pequeños desde la distancia de la no intervención. Disfrutando de cada nueva conquista como si de un milagro se tratase. Todavía más industrializados, todavía más deshumanizados y más mecánicos. Prisa, prisa y más prisa por llegar a los sitios. Nos hemos olvidado de la importancia que tenemos nosotros como personas y sobre todo de nuestra labor como padres para acompañar a nuestros hijos. Hemos abandonado nuestro trabajo interior, cosa que es realmente preocupante. Ellos aprende de nosotros, el adulto por tanto tiene un pápel fundamental en la crianza de un bebé, su pápel es guiar y acompañar al pequeño mostrándole la importancia del respeto a uno mismo, a los demás y al entorno, pero claro esto solo se puede enseñar si uno mismo se lo aplica, si yo como madre soy consciente de que también debo practicar este hecho. Creemos que la infancia es una etapa más de la vida, no le damos la importancia que tiene, porque tampoco tenemos tiempo para observar ni reflexionar sobre lo observado. Una maternidad y paternidad saludable debería ser en la que emocionalmente todas las partes disfruten. No se trata de ser la madre o el padre perfecto, sino de disfrutar de cada etapa de la vida, y sobre todo de la más importante como es el acompañar el crecimiento de nuestro pequeño, desde justo antes de concebirlo, durante la gestación y una vez está preparado para iniciarse en la vida. 
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