En los ambientes Montessori nos vamos a encontrar siempre mezcla de edades. ¿os acordáis de los 4 planos del desarrollo? os ánimo a que volváis a leerlos AQUÍ.
Montessori hablaba de presentar siempre la realidad al niño.
En un aula Montessori es muy importante la mezcla de edades, el hecho de que en un ambiente puedan relacionarse niños de 3 años y niños de 6 años en un mismo espacio, recrea perfectamente la sociedad de forma natural. El ambiente cobra realidad mostrando lo que sería una mini-sociedad.
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Si os fijáis posiblemente ninguno de nosotros tengamos amigos de nuestra misma edad, estoy convencida que podemos llevarnos 3 años hacía arriba o hacía abajo, incluso más. Esta es la realidad, que estamos continuamente en contacto con personas de diferentes edades, jamás vamos a coincidir personas de la misma edad en un mismo lugar a no ser que vayamos a una escuela tradicional. Creo que posiblemente sea uno de los pocos sitios donde esto ocurra.
El hecho de que exista mezcla de edades proporciona colaboración y empatía en los niños.
A los niños más mayores les gusta poder colaborar con los más pequeños, y los pequeños se sienten atraídos por las actividades que hacen los mayores.
De este modo, la amplia variedad, y el número elevado de niños en un mismo espacio, ofrece una mayor autonomía. Pues el niño no depende en todo momento de la guía (maestra), sino que busca e intenta, por si mismo, resolver las actividades que está realizando.
Al ser de 3 años en 3 años, es decir de 3-6, 6-12, etc. Permanecen con la misma guía durante más años que en un escuela tradicional (que posiblemente al año, cuando el niño ya estaba cogiendo el ritmo de esa maestra se le corte de repente ese proceso para volver otra vez a empezar de cero).
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El foco principal no es la guía (maestra) como sucede en la escuela tradicional, sino que son los propios niños y el ambiente. La guía pasa a un plano casi imperceptible. Lo que implica que el niño probablemente no recurra a la guía para comprobar con asiduidad. Además están sus compañeros mayores, amigos, que pueden ofrecerle ayuda. De este modo la guía puede seguir presentando materiales y observar a cada uno de los niños para ver sus necesidades y valorar qué material debe presentar.
Así pues los niños más mayores se convierten en mentores de los más pequeños (que no asistentes ni guías). De este modo se sienten importantes ayudando y hacen todavía más solido todo lo que han aprendido, recordándolo. Y los más pequeños ven en los más grandes un ejemplo y un sentimiento de «yo también soy capaz de hacerlo».
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