En post anteriores ya hablamos de que los niños de 0-6 años son concretos, literales. Podéis refrescar memoria AQUÍ.
Muchas personas no se explican como en los ambientes Montessori se muestra a los niños pequeños geografía, matemática o gramática. Y eso es porque muchos somos de la escuela tradicional, donde todas estas materias nos las enseñaban sentados en nuestros pupitres sin poder levantarnos, mediante horarios rígidos, donde cada materia tocaba cuando tocaba y desde la abstracción…debías imaginarte que era una unidad, una fracción, una resta, entre otras muchísimas cosas.
En Montessori esto no ocurre así (puedes mirar AQUÍ como funciona un ambiente Montessori), entre otras cosas porque María Montessori le daba mucha importancia a trabajar con las manos, a manipular, a utilizar todos los sentidos.
En Montessori el niño vive, sus sentidos son los que le proporcionan la información gracias a un material concreto que le invita a investigar, a centrar su atención en esa tarea, a tener una conexión con el material, un desafío mental para resolver como se hace. Y ese problema, ese desafío, cuando lo resuelva lo habrá hecho solo, sin ayuda. Y se sentirá tremendamente orgulloso.
María Montessori decía:»La mano es el instrumento de la mente.»
Montessori cogió conceptos abstractos y los tradujo a concretos. A algo físico. A Algo que el niño es capaz de entender.
Incluso muchos adultos que odiábamos las matemáticas las adoramos en Montessori. Puesto que las comprendemos.
El material es tan preciso, tan concreto, que es necesario presentarse, y ha de hacerse de una determinada manera, y siguiendo un progresión, para que realmente de su fruto. Por eso en los ambientes Montessori hay una persona entrenada, sabida en cada uno de los materiales que se encarga de guiar al niño y observar cuando es el momento idóneo para presentarle un material.
En los ejercicios de vida práctica, por ejemplo, es importante prestar sumamente cuidado a los movimientos de las manos pues de eso dependerá en un futuro la escritura u otros ejercicios más complejos…o quien sabe…tal vez ese niño tenga las manos de un futuro cirujano…
El hecho de que los materiales Montessori hagan tangibles estos conceptos abstractos hace que dejen una marca imborrable en el niño para toda su vida.
Si recordamos, los niños de pequeños absorben todo sin dificultad, como un pez esponja. Por lo que para ellos puede resultar muy apasionante trabajar con estos materiales, donde pueden estar horas y horas con un mismo material…concentrándose de tal forma que llegan a un estado casi meditativo. Por lo que en un futuro podrán enfrentarse a términos abstractos ya que en su memoria se habrán guardado durante años cada uno de estos conceptos, pues en el pasado sus manos tocaron, su nariz olio, su vista vio, sus oídos escucharon y tal vez su gusto probó…cada uno de esos conceptos.
Dejemos que nuestros hijos descubran el mundo con sus manos y…¡con todos sus sentidos!