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Reflexiones sobre Jugar y Trabajar ¿Qué sentido tienen estas dos palabras en los niños?

María Montessori en vez de jugar hablaba de trabajar. Pero esto se debe, yo creo, a que el juego es el trabajo del niño.

Por curiosidad he buscado las definiciones y esto es lo que me he encontrado.JUEGO: «Realizar una actividad o hacer una cosa, generalmente ejercitando alguna capacidad o destreza, con el fin de divertirse o entretenerse»

TRABAJO: «Realizar una actividad física o intelectual, en general de forma continuada, y recibir un salario por ello»

En nuestra sociedad tenemos muy enraizada la idea de que el juego es una actividad para niños y que el trabajo, por supuesto, una actividad de adultos. ¿Pero eso es así?

 
Personalmente pienso que cuando el niño juega se crea un momento único, irrepetible, en el que él es el absoluto dueño. Nace de manera espontánea y libre. Ya que es él quien elije a qué, cómo y dónde jugar.

Es una necesidad por descubrir, conocer y aprender. Como bien dice María Montessori el niño necesita comprender su mundo. El espacio que lo rodea, desde una perspectiva real.

El juego va más allá de lo que pensamos. Como siempre digo, para mi, el juego es como un lenguaje, pero no uno cualquiera sino, quizás uno de los más importantes y que muchos adultos hemos olvidado, el lenguaje de la infancia.
Podríamos decir que ellos trabajan en su juego. Los niños en el «trabajo del juego» experimentan, aprenden, reflexionan, dan soluciones a conflictos, se socializan….Con el juego también muestran sus sentimientos, es la forma en la que ellos se expresan y comunican con el mundo.

Pese a lo que muchos piensan el juego no es una pérdida de tiempo, mientras se juega se aprende. Al parecer el juego, para algunas personas, sólo es distracción y diversión. Pero el juego es un trabajo, un trabajo placentero, hecho con pasión y libertad.El juego es beneficioso, pero no solo para los niños. Porque como dije al principio, pese a lo que se piensa, el juego para el adulto puede ser terapéutico, como lo es también para el niño. Pues libera tensiones, es una forma de canalizar las energías. No pensemos, por tanto, que el juego es algo infantil. Se merece que le demos la importancia que tiene. El juego es un trabajo serio. El juego debe ser y es un trabajo amable, divertido, pacífico, donde el niño se siente completo.

Parece que cuando decimos «el niño está jugando» nos referimos a que simplemente se está entretenimiento, y cuando decimos «el adulto está trabajando» «o el joven está estudiando» parece que ese trabajo lo veamos como un castigo, algo sin pasión, sin contenido, totalmente mecánico. Pero lo cierto es que jugando el niño puede llegar a concentrarse de tal manera que no exista el tiempo.

Así que yo creo que es mejor alejarnos de esas etiquetas, porque ni el juego es una tontería ni el trabajo debe ser una tortura.

Trabajemos con la importancia que le da un niño a su juego. Ya que un niño puede ser capaz de jugar con la seriedad con la que puede llegar un adulto a trabajar. 

Al fin y al cabo si los adultos y jóvenes que trabajamos lo hiciéramos con la pasión, vocación, serenidad, implicación, concentración, con la que juega un niño, trabajar sería divertido y entretenido, trabajar sería un juego. Y jugar por tanto es un trabajo para el niño. Porque el juego es serio e importante. Y el trabajo puede ser divertido y entretenido.

 
Así que no subestimemos el valor que tiene que los niños jueguen, es muy importante que dispongan de tiempo para poder jugar. 
 
¡Porque el trabajo del niño es Jugar! y ¡Jugar es aprender con pasión y libertad! 

 

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