Si aunamos la Disciplina Positiva y la Filosofía Montessori vemos que es de vital importancia la AUTONOMÍA.
¿Recuerdas cuando lo hablamos desde un enfoque Montessori en anteriores post? Puedes refrescar memoría AQUÍ.
Pues bien, en Disciplina positiva el «YO SOY CAPAZ» o lo que es lo mismo en la filosofía Montessori «DÉJAME HACERLO POR MI MISMO» debe partir de una base sana, natural. Donde el niño realmente tenga la creencia de que si es capaz de hacer las cosas. Para ello lo primero que debemos hacer es concienciarnos los padres. Pues la sobreprotección, el rescate, no pasar suficiente tiempo con ellos, el chantaje, el realizar sus tareas, las riñas, las exigencias y el solventarles los problemas no llevan, para nada, a una AUTOESTIMA SANA y por tanto a una AUTONOMÍA SANA.
Se trata de que nuestros hijos desarrollen habilidades para que se sientan capaces de realizar las cosas. Para ello debemos involucrarlos en las soluciones, en la practica de las habilidades, en que experimenten, vivan y sientan en primera persona lo que son capaces de hacer.
Pero claro muchas veces a los padres nos resulta difícil desaprender todo lo aprendido, pues llevamos la mochila de nuestra infancia, un recorrido en el que posiblemente se nos educó de una manera totalmente opuesta a lo que nosotros pretendemos hacer. Y eso es tarea complicada. Tomar conciencia de la realidad, de que los niños no han de ser CONTROLADOS sino que han de CONECTAR con el adulto, es complicado entenderlo cuando muchas de las cosas las hacemos sin darnos cuenta.
Para ello la Disciplina Positiva ofrece a los padres herramientas para poder comenzar a comprender a los niños, para poder comenzar a caminar sobre un terreno en el que no sea todo perfecto pero tanto padres como hijos disfruten de su relación.
Es por eso que los padres debemos tener en cuenta algunas piezas del rompecabezas de los principios de la Disciplina Positiva (puedes leer nuestro primer post de Disciplina positiva AQUÍ y AQUÍ si no te queda claro que es).
-Los padres debemos ser amables y firmes. La amabilidad o gentileza es importante para que los adultos le mostremos respeto al niño y la firmeza es importante, también, para mostrarnos respeto a nosotros mismos, la situación en la que nos encontramos y las necesidades del momento.
-Debemos mostrarnos respeto Mutuo. Ambas partes deben respetarse en cualquier momento.
-Proponernos reuniones familiares. Involucrar a los niños en las actividades familiares, en la importancia de agradecer ciertas acciones. En proyectar alguna actividad conjunta donde todos participan.
-Hacer llegar al niño que PERTENECE al grupo. Es importante que el niño sienta que pertenece a su grupo familiar. Puedes ver el post de pertenencia AQUÍ (te ayudará a entenderlo mejor).
-Fomentar la colaboración mutua. Nuestros hijos pueden participar en las tareas del hogar, y en cualquier actividad familiar sin que estas sean una obligación o un suplicio.
-Ofrecer la AUTONOMÍA según sus capacidades. Evitar hacer todo por ellos.
-Ofrecer libertad con límites. Cuando hablamos de la libertad con límites nos referimos a que «tu libertad termina donde empieza la mía» es decir, hemos de tener en cuenta que vivimos de manera social, que debemos respetarnos tanto unos como otros y no podemos atentar contra la integridad de nadie. El límite ha de responder a un límite social. Puedes leer más AQUÍ.
-Saber que los errores son oportunidades de aprendizaje. Tanto si nos equivocamos los padres, como si nuestros hijos se equivocan, somos humanos, debemos ser conscientes de que no somos capaces de actuar como máquinas y que cualquier error que tengamos debe ser visto como una oportunidad para crecer, para aprender, para saber como hacerlo la próxima vez. No nos torturemos, no les torturemos.