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La competencia ¿es buena?

Estamos en un sistema donde parece que continuamente tengamos que competir unos con otros. Y ya no es que parezca sino que creo que está a la orden del día, incluso que ya lo hemos encarnado.

En el mundo infantil «Yo soy mejor», «Mira lo que hace él y tu no», «A ver quien gana», «He sacado mejores notas que tú» y en el mundo adulto «Yo tengo un doctorado en….y ¿tú?», «Mi hijo está en el percentil x y el tuyo?», «A mi me quedan mejor esos pantalones», «Estoy seguro que se copió de mi»…
La competencia es el principio de cualquier guerra. La competencia lleva a discusiones, a malentendidos, a envidias…La competencia, vista así, no es sana.
Hemos de considerar que Montessori no son solo materiales que se trata pues de una forma de ser y estar, una forma de sentir la vida. 
Para aplicar Montessori primero hay que llegar al alma, al corazón de esta filosofía, luego vendrá lo demás. Y me explico, si en Montessori no existe la competencia en los ambientes, en las mismas guías, en los niños. Entonces en las personas que amamos esta filosofía tampoco debería existir, y digo esto porque creo que debemos hacer un trabajo interior muy importante. Somos el ejemplo de los niños. Si creemos en algo, si esa es nuestra forma de contemplar la vida, y la que queremos ofrecer a nuestros hijos, sin duda, debemos dar ejemplo. Nuestras ideas deben estar estrechamente ligadas a nuestra forma de actuar…sino…no tiene sentido.
Realmente la competencia, desde mi humilde opinión,  está dentro de mí. Quiero decir que yo tengo que ser competente conmigo misma. Así pues la competencia la tenemos dentro de nosotros. Se trata simplemente de levantarnos intentando superarnos a nosotros mismos, intentando crecer y hacer las cosas cada día mejor por y para nosotros mismos. No mirar al vecino cómo y qué ha hecho, sino mirarme a mi mismo y ver cómo y qué debo hacer para superarme.
En Montessori no hay competencia, los niños no viven ese termino, los adultos de hoy, que confiamos plenamente en Montessori, que damos ejemplo a los futuros hombres y mujeres del mañana (nuestros niños) no deberíamos tampoco sentir esa competencia con nadie…pese que nos haya inculcado eso, desechemos esa idea…y pensemos en cómo hacerlo mejor cada día, pensemos que la competencia la tenemos con nosotros mismos y  no con nadie más.
Es difícil sí y más sabiendo todo lo que hemos recorrido. Pero intentarlo es ya un gran paso. Pensar que realmente no existe competencia si yo se que las cosas que hago las hago con toda mi energía, dando lo mejor de mí. No tengo entonces que sentir ese miedo, o esa frustración de que otro lo pueda hacer mejor, porque si otro lo hace mejor, aprenderé de él seguro, de sus palabras, de su sentir, de sus acciones y aprenderé de mi, por supuesto, de que puedo todavía superarme y hacerlo mejor.

En Montessori aprenderemos sí…a no sentir odio ni envidia sino a conectar con nosotros mismos y con los demás.Así que Montessorimente hablando la competencia no existe con los demás, sino con nosotros mismos. Podemos llamarle «autocompetencia»…esta competencia si es sana.