En la mano de los adultos está la capacidad de involucrar a los niños en el mundo que les rodea.
Montessori hablaba de presentar a los niños la realidad de los 0-6 años. Y es que nuestra vida está repleta de paisajes maravillosos que necesitan ser descubiertos por ojos y mentes capaz de maravillarse con un «simple diente de león».
Ellos, nuestros pequeños hambrientos de aprendizaje, en la naturaleza tienen la oportunidad de explorar cada detalle que nos regala ésta. Y lo harán con todos sus sentidos, observarán, tocarán, sentirán, olerán…nacerá en ellos la chispa de la curiosidad ¡se sorprenderán!
A veces los adultos con nuestras rutinas diarias, trabajo, casa, etc, estamos sumidos en la prisa, «lo quiero ya y ahora». Posiblemente pasemos la mayor parte del tiempo entre nuestra casa y nuestro barrio, y no dejamos paso a la paz y la calma. Paz y calma que nuestros pequeños necesitan…y que en contacto con la naturaleza pueden tener…descubrir con largas, cortas, intermitentes caminatas un espacio silvestre en el que nuestros pequeños puedan interactuar de manera natural y espontánea.
Salir de casa, del escenario habitual y embarcarse en una pequeña aventura donde el ambiente sea la propia naturaleza…conforme es ella…tan imperfectamente perfecta. Fomentar esa conexión natural de donde realmente todos venimos…dejar el asfalto, los coches, la mecánica y ruidosa ciudad por un ratito de conexión con la naturaleza…
Y nosotros podemos hacerlo con ellos…aunque ya sepamos que es un pato…pero vaya…lo tenemos tan asumido que no pensamos realmente en su verdadera belleza…Porque…¿Cuándo fue la ultima vez que como adultos nos sorprendimos de ver la naturaleza al descubierto?
Y cuando estamos en conexión con la Pachamama (y digo Pachamama porque no solo es la Madre Tierra sino la conexión del ser humano con ella) es tremendamente precioso, pues vemos realmente como nuestros hijos de forma tan natural se maravillan por cada aspecto de ella, y su cuerpo siente esa conexión que vibra dentro de ellos, corren, saltan, trepan, ríen, cantan, bailan…se sienten libres y conectados. Sentir que pertenecen, que son parte de este conjunto y que pueden explorarlo.
En Montessori la naturaleza es parte esencial…si acordáis de la FLOR DE LA PAZ Y SUS PÉTALOS (podéis verlo AQUÍ) veréis como en uno de los pétalos es la CONCIENCIA DEL ENTORNO. Por desgracia somos el único animal que es capaz de destruir su habitat, sí su casa, así somos…y eso tiene que cambiar empezando por concienciar desde pequeños a nuestros hijos. Nuestros niños serán los adultos del mañana…los que deberán velar y cuidar por su entorno…Pues igual que nosotros no pertenecemos a nadie, la naturaleza no nos pertenece, deberíamos respetarla y amarla…Deberíamos, pues, quitarnos de la cabeza que somos dueños de todo: animal, planta, árbol, insecto, que se nos presente. Deberíamos dejar de pensar que somos tan poderosos que podemos hacer lo que queramos con la Madre Tierra. Esa conciencia no es sana, ni pacífica, ni respetuosa. Ni tampoco debería ser real, pues realmente nada es nuestro…deberíamos empezar a concienciarnos los adultos de este hecho para así mostrárselo a nuestros pequeños.
Invirtamos tiempo en conectar con la naturaleza, en hacerles sentir a nuestros hijos la importancia que tienen estos paisajes…
Si os interesa seguir descubriendo y aprendiendo con Montessori os invitamos a descubrir nuestra fan page de facebook.