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¡STOP CASTIGOS! ¿Cuáles son sus consecuencias?

Antes de empezar esta artículo me gustaría comentar que me he servido de la Disciplina Positiva. Que al igual que la educación Montessori no se utilizan premios ni castigos. Por tanto existe una buena unión entre la DP y Montessori.

Veréis existen dos maneras de interactuar con nuestros hijos una es desde el CONTROL y otra es desde la CONEXIÓN RESPETUOSA.

Mientras el castigo es una herramienta para poder tener un CONTROL sobre nuestros hijos. La Disciplina Positiva es una herramienta para poder CONECTAR con nuestros hijos de manera respetuosa.

 Está claro que el castigo a corto plazo se ve el resultado que es simplemente el dejar de hacer una conducta por temor…

 Pero ¿qué es lo que realmente está pensando nuestro hijo en ese momento? ¿cómo se siente?

 El castigo impone tu voluntad contra la suya, es una lucha de poder. Nace de la irracionalidad, cuando nuestro cerebro está en estado reptiliano.

 ¿Por qué se recurre al castigo? la prisa, pensar que los padres deben se autoritarios, el hecho de que los padres sientan que tienen el poder sobre la situación, etc. ¿Pero qué conseguimos en nuestros hijos con esta actitud? Que se sientan infravalorados, incomprendidos, con ganas de desafiarnos, con ganas de imponer su voluntad, con ganas de revancha.

 Con los castigos encendemos en nuestros hijos la mecha de una “Bomba”. Castigo, tras castigo, la mecha va propagándose, hasta que finalmente la bomba explota.

 A corto plazo parece que tenga resultado, pero dentro de nuestros hijos se está creando un malestar interno, una visión negativa sobre la maternidad y la paternidad, donde nuestro hijo no se siente a gusto con nosotros sino que siente que tiene que desafiarnos en todo momento. SE SIENTE AMENAZADO.

 La Disciplina Positiva trata de evitar justamente la imposición, la obediencia, la fuerza, las relaciones verticales. La disciplina positiva no es a corto plazo, no se ve en el ahora, es una construcción que se va creando en el interior de nuestros hijos, en vez de una bomba encendemos una vela. Donde mediante el respeto mutuo, la escucha activa, la validación de los sentimientos, la comunicación respetuosa,  el acuedo de las normas del hogar, las reuniones familiares, el enfoque a soluciones, y todas las herramientas que sustentan esta filosofía, hacen que poco a poco esa llamita que hay dentro de nuestros hijos comience a encenderse, a crear un clima confortable dentro de su ser.

Con la Disciplina Positiva encendemos una vela. Poco a poco, con respuestas respetuosas, vamos haciendo que sea posible un clima confortable. Donde creamos una conexión, donde nuestros hijos confiarán en nosotros, sentirán que se les tiene en cuenta.

Nuestros hijos poco a poco comienzan a sentir confianza en sí mismos y en nosotros, seguridad en un entorno donde no se les juzga, no se les culpa, no tienen que tener miedo, y por tanto tienen la oportunidad de reconocer y resolver sus problemas, experimentan en primera persona las consecuencias naturales de las cosas y ponen responsabilidad en cada cosa que realizan.

En cambio mediante el castigo la unica opción que le damos a nuestros hijos es la de defenderse de sus propios padres. Nuestros hijos nos ven como una amenaza para su bienestar y todo ello hace que como padres perdamos la magnífica oportunidad de que ellos sean capaces de aprender habilidades sociales y de vida: respeto hacía mi mismo, respeto hacía las personas, respeto hacía el ambiente. Responsabilidad conmigo mismo, responsabilidad con las demás personas, responsabilidad con el entorno. Pierden por tanto el saber como responder ante los problemas, pierden la toma de decisiones, no se enfocan en la solución sino en el problema. Lo que hace que en un futuro se conviertan en personas poco éticas y compasivas, personas rebeldes, autoritarias, personas donde les da igual lo que sienta el otro…

El Castigo lo que trae con él es la anulación por completo del sentido de pertenencia de nuestros hijos. Ellos dejan de sentir que pertenecen a la familia, se ven lejos de esa conexión. Deteriora poco a poco la unión familiar. Conduce indudablemente a que nuestros hijos piensen y sientan que deben vengarse.

 Como padres debemos dar ejemplo, debemos aprender a canalizar nuestras emociones, debemos tomarnos un tiempo fuera positivo en los momentos que nos veamos que la “rabia” se apodera de nosotros. Podemos acudir a nuestra pareja, si en ese momento lo que vamos a decir a nuestros hijos no va a traer nada bueno. Podemos marcharnos, respirar hondo, para volver ya tranquilos y hablar las cosas fuera del problema, desde una visión calmada y enfocándonos en las soluciones. Desde el respeto, la empatía. Ofreciento por tanto, nuestro mejor YO.

Os esperamos en facebook e instagram para seguir aprendiendo, para seguir compartiendo ¡hasta pronto!