Ya hemos conocido un poco del corazón de esta filosofía de vida. También de cómo crear el ambiente en el hogar. Hemos conocido más en profundidad al niño de 0-6 años, y ahora vamos a ver que ejercicios se pueden llevar a cabo en el hogar referidos a la VIDA PRÁCTICA.
Imaginaos a un papá lavando los platos de la comida de ese día, si se le acercase mamá para ofrecerle ayuda, papá seguramente accedería con mucho gusto ¿verdad papá? 😉 . Pero si fuera el caso del niño, que estuviera lavando los platos, ten por seguro que se resistiría a la ayuda. Se aferraría a su estropajo. Él solito puede hacerlo. Muéstrale, si quieres, como se hace primero pero luego déjale hacer, no le interrumpas, aunque tu cocina parezca la piscina municipal, ya lo limpiaréis entre los dos ese «desastrillo» sin importancia. Mientras lo hace…observarle con el rabillo del ojo…¿cara de concentrado verdad? Y cuando termine…verás esa sonrisilla de «¡eh que lo he hecho yo solo!!»
Utilizando estas inclinaciones de manera natural que posee el niño, Montessori elavoró los ejercicios de la vida practica incluyendo en sus materiales cosas familiares para el niño, que se encuentran en cualquier hogar.
Mientras nosotros, los adultos, llegamos a considerar odiosas algunas tareas del hogar, sino todas, 😉 el niño encuentra algo maravilloso en ellas. Le impresiona ver como sus padres: lavan los platos, limpian el polmo, etc. Estos ejercicios, sin duda, fascinan al niño y quiere hacerlos. Me imagino al niño pensando «A ver como es esto que hace papá…era así…». Pues no hay que olvidar que la imitación es una fuerza poderosa en estos primeros años de vida.
En un ambiente Montessori los ejercicios de la vida práctica son una parte muy importante de todo el programa. Cada uno de estos ejercicios ayuda al niño a perfeccionar sus movimientos para que en un futuro pueda enfrentarse a ejercicios más complejos.
Sin concentración y sin atención no hay aprendizaje. Estás dos cosas se dan en la vida práctica, aprovechemos nuestro hogar para empezar hacerlo.
Nota: Quiero aclarar que cuando pongo a partir de 12 meses, no significa que el niño deba hacerlo a los 12 meses, ni a los 13 meses, sino que nosotros como adultos debemos observar sus intereses, sus necesidades, y en base a nuestra observación podremos empezar a ejecutar las actividades. Debemos ser conscientes de que cada niño es diferente a otro, y que en Montessori no se promueve la competitividad (por lo que comparar un niño con otro no sería correcto). Cada niño lleva su ritmo de aprendizaje, y no debemos obligar, debemos actuar desde el amor y el respeto.